Por obras de personas mucho más perspicaces y hábiles que yo me topé con el trabajo de Shamus Young, un columnista con mucha trayectoria en el mundo de los videojuegos, tanto en aquel antaño de las revistas con cierto renombre como de forma independiente. Es uno de los mejores críticos que tuve el placer de leer, su capacidad de identificar, puntualizar y proponer soluciones o por lo menos especulaciones alrededor de diversos aspectos de la industria difícilmente tiene paralelo (especialmente comparado con el paupérrimo estado de la gente que actualmente compone esa “””””prensa”””””) y me sorprende la inmensa aplicabilidad que tiene independiente de su tema central.
En mi opinión (y enfatizo la parte de mi opinión) su magnum opus comprende una retrospectiva de talla colosal evaluando todo Mass Effect, desde los inicios hasta su declive y también repasando el absoluto desastre que fue Andromeda; sin duda uno de los compendios en critica de ficción más comprensibles, accesibles y sumamente detallados que he encontrado, debo decir que me ha servido bastante para ampliar y refinar la comprensión que tengo de la ficción y de cómo se compone (o en el caso de esa retrospectiva, se descompone) de acuerdo a la visión artística que la respalde (o en el caso de Bioware, su ausencia).
Shamus Young también infundio sus entradas con un humor seco y sarcástico muy suyo, pero a diferencia de vuestra mera servilleta, la forma en que la utiliza realmente hace resaltar cada uno de los puntos centrales a los que quiere llegar, también a diferencia de mis interminables tangentes sabe cómo desviarse no nada más por hablar de otra cosa sino que todo lo que coloca textualmente sirve su propósito y refuerza todavía más los ejemplos que pone en cada una de sus entradas.
No cabe duda que su estilo de humor muy propio del internet de la mano con su capacidad intelectual para demostrar los puntos centrales de sus entradas rápidamente captaron una audiencia que le dio seguimiento por mucho tiempo, ya fuera en sus columnas o fuera de forma independiente cuando creó su propio sitio, muchos siguieron su trayectoria siempre felices de poder leer más de su forma de expresarse tan suya. Reitero, difícilmente se le va a encontrar un paralelo entre sus colegas.
Desgraciadamente digo eso ultimo porque Shamus Young falleció relativamente hace poco, al menos sus columnas se quedaron ahora en la posteridad.
En más de una ocasión a él le daba por tener pequeños dejos de pensamientos existenciales en su blog y en una ocasión en particular habló tanto de su estado en ese entonces actual como de su legado. Lamentablemente el señor Young padecía de una enormidad de complicaciones de salud (lo que progresivamente terminó con su vida) y en una de esas ocasiones comparó los resultados de una visita al doctor con la obra que hasta ese punto había sido su vida.
No le causaba mucho placer quedarse pensando lo que su legado significaba, sin duda alguna porque difícilmente nos gusta contemplar nuestra propia mortalidad, pero por lo menos expresarlo le daba cierto desahogo en lugar de embotellarlo nada más.
Inequívocamente la pregunta del millón ahora es “¿qué chingados tiene que ver eso contigo, mamerto?” y obviamente casi nada porque no tengo un ápice de similitud con lo que fue la obra de Shamus Young, pero he de admitir que esa entrada donde habló de su legado es algo que vuelve a mis recuerdos de vez en cuando, no porque lo conociera personalmente ni nada, sino porque progresivamente me encuentro orillado en esos rollos existenciales.
No es nada nuevo para las dos personas y media (ya tomate tus pinches medicinas en este instante btFUCKINGw) que leen este blog de dudosa calidad intelectual ver que otra vez me voy a salir en otra pinche tangente existencial de más de lo perras mismo en este vaivén de estupidez, interrupciones, zancadillas y metidas de pata que ha sido el “””gran””” “””””plan””””” “””””””””maestro””””””””” desde que comencé el año pasado, seguramente el sesgo de estar otra vez enfermo y tener el cerebro bajo los efectos potentes antibióticos que acribillan más de lo que curan tienen mucho que ver en el estado anímico pero bueno, más de lo mismo en el interminable episodio de “empantanado en la trinchera”.
Cada vez que retomo el ritmo y la senda parece despejarse, otro ladrillazo al rostro y de vuelta al agujero, cada pinche perra vez sin excepción y sin falla, ni en lo peor de la vieja era tuve que lidiar con un pantano de esta chingadera y prefiero creer que alguien de verdad está jugando al voodoo conmigo porque la alternativa es creer que todo ocurre así nada más por nada de nada.
Al menos esa es la impresión que tengo, pero también creo que al menos en la vieja era creí estar trabajando para algo, todo tenía su chiste y su punto, si tan solo seguía dándole duro contra la piedra todo tendría sentido y habría sido por algo. En cierto sentido podría decir que estaba construyendo un legado cuando creía ciegamente en las pendejadas de las previas eras.
Llegué al final de esa línea, ¿y todo para qué? Forzado y sin elección, solo guiado como pendejo porque así lo permití por un riel que me dejó atorado y empantanado sin una sola forma de avanzar. Intento remediarlo pero el agujero está mucho más profundo que en el antaño de la vieja era y encima con todos estos contratiempos. Es como si pudiera sentir la entropía afectándome a nivel cuántico, de ese tamaño la pinche frustración.
Podría irme otra vez en la autocompasión, pero no, todo eso fue mi culpa, bien lo he dicho antes que es más que nada el enojo que siento a mi persona. Cuanto más lo veo en retrospectiva más me termino asqueando, no me termino de creer lo débil, pusilánime y frágil que era, toda la disonancia resonando como la locura en el fondo de mi cabeza pero no, ahí tengo que seguir como tapete, todo estúpido, bien ganado y bien merecido.
No ayuda nada que en esos momentos de interrupción es lo único que puedo hacer, quedar sumido en los recuerdos. No elijo hacerlo, el cuerpo no me deja hacer otra cosa, menos enfermo y menos bajo los efectos de esas medicinas tan agresivas. Es difícil justificar volver a tomar la pala y seguir cavando, ¿a dónde va a llevar todo al final del día? ¿Cómo puedo siquiera dilucidarlo si solo hay tropiezo tras tropiezo?
Shamus Young pudo decir al menos que tenía un legado, y no quiero que se entienda eso como “waah waah fue famoso y yo no” porque sé bien que se lee extremadamente estúpido, mezquino y envidioso, no me refiero a eso, me refiero a que el por lo menos pudo apuntar atrás y ver algo a pesar de todos sus padecimientos, yo volteo detrás después de toda esta pendejada y no veo ni tengo ni demuestro nada. Todo eso robado porque dejé que me lo robaran. De vuelta a la trinchera lo vuelvo a intentar y solo hay más agujeros.
En el fondo, en más de una ocasión me ha cruzado por la cabeza también pensar cual es el umbral del fracaso. No me cabe duda que si el señor abuelo estuviera vivo ni ganas de hablarme tendría, pero eso no es lo que me preocupa, es saber en qué momento es que puedo decir que la derrota es certera. Muchos dicen que eso es solo hasta que te rindes, y terca determinación no me falta, pero en algún punto trabajar con tiempo prestado debe salir sobrando, especialmente cuando se ve así desde fuera.
Hay cosas que deberían estar en mis manos y debería cubrirlas sin problemas pero simplemente no lo están, cada vez más las cosas están fuera de mi alcance, más cerca del hambre y del frio y todo por estar aquí, sin poder avanzar, sin poder apuntar detrás y decir “por eso, eso es lo que hago, eso es lo que estoy haciendo, eso es lo que hace que todo tenga sentido”. Por desgracia para todos, la terca determinación no te da de comer, ni te viste, ni te pone techo sobre tu cabeza, no sé en qué punto voy a entrar a la treta de Sísifo, pero a veces tengo la impresión de ya estarlo sin saberlo.
¿Sera todo esto un episodio producto de otra pinche tanda de enfermedad? Tal vez, no lo dudo, pero tampoco me puedo sacudir la inevitable realidad que hay detrás de algunos de esos pensamientos. Sigue siendo el silencio antes de la tormenta, parece que sin importar lo que haga solo podré contemplarla, sus augurios me respiran sobre el cuello y en ese enojo primordial siento algo retorciéndose desde el fondo de la negrura, listo para saltar cual animal arrinconado. Aun así reitero que en la moral baja, no me importa. Así sea lo último que haga, así muera en el intento, la primer era será destruida. Muerte eterna a la primer era.
Otra raya más al tigre del desahogo, luego le sigo al desmadre de Elden Ring porque se quedó pendiente un buen rato y sigue ganando más premios hasta la fecha muy para el desagrado de los estúpidos occidentaloides del primermundismo de mierda con sus juegos mal hechos que creen que saben más que los demás.
Mientras tanto cuídense mucho, ya nos veremos en la siguiente mis dos lectores y medio.
Larga vida a la nueva era.