Según el registro histórico, la noche del 10 de enero del año 49 AC el mismísimo Cayo Julio Cesar se quedó por un momento en la orilla del río Rubicón, ponderando lo que estaba por hacer. En las leyes de la antigua república romana estaba terminantemente prohibido que los gobernantes tuviesen un ejército activo sin necesidad de ello, y cruzar la frontera de una provincia liderando uno sin motivo era considerado insurrección, traición y una declaración de guerra contra el senado, penado inmediatamente con la muerte.
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Las circunstancias que llevaron
al general a ese río son algo complicadas y para mejor resumir la cuestión,
Cesar se sintió sin mayor opción y esa misma noche, después de ponderarlo,
habló con sus generales y dio la orden de marchar. Cruzó el Rubicón, dando
inicio a la guerra civil, una acción tan impactante para su época que hasta la
fecha se usa la expresión “cruzar el rubicón” como coloquialismo del punto sin
retorno.