Lema del luchador.

"Lucha, reta y álzate para luchar otra vez."

lunes, 1 de abril de 2024

¿Por quien doblan las campanas?

Fue falso de toda falsedad.

Originalmente estaba por empezar la entrada con algo alejado de lo personal, de hecho ya tengo en mente toda una saga de autismo planeada para este espacio de expresión al que tanta falta le hace hablar de algo que no sea mi mar de pensamientos existenciales de la más marginal relevancia pero supongo que me tocaba despedir esta temporada de puro ponderar con una última tanda de pensamientos.

Tras evaluarlo con detenimiento con mi esposa, estas últimas semanas llegamos a la conclusión de que realmente no hay una alternativa mejor que la de salir de aquí, mudarnos de donde estamos para buscar una mejor oportunidad para prosperar, pueden verlo como la conclusión lógica de las cosas que estuve comentando en la entrada anterior porque esa es la verdad, a la luz de mamertos que todo les duele, nada les gusta, pagan poco y todavía se indignan cuando hay que retribuir el servicio (mas aparte el mar de patadas que me sirve el gobierno) realmente no es una discusión.

No es la conclusión a la que me hubiese gustado llegar y es algo que me dejó pensando por varios días después de esa charla, no tanto por tener dudas o querer titubear, en el fondo solo restaba preguntar: ¿cómo fue que llegó a eso? Entre estar lidiando con eso y las estupideces de nuestra gloriosa infraestructura digital estuve viendo el cielo nocturno bajo la luz de la luna durante estos últimos días.

Estaba precioso, es una iluminación particular que realmente solo he visto aquí, una que también me recuerda a selectos días de calma y buena voluntad de la primer era, simples y sencillas caminatas donde se apreciaban el silencio y las luciérnagas. Es una tranquilidad casi palpable, incluso desde el centro del pueblo.

 

Cosa preciosa ese cielo nocturno

Sin embargo, de esos recuerdos y alimentados por la conclusión que mencioné antes, me vino un ánimo diferente, uno de reexaminar por completo esas selectas vivencias y buenos momentos que estuve citando como bocanadas de aire fresco en un periodo de tiempo tan turbio y es ahí que reconecté con una sensación que también se había quedado hundida desde hace años.

Incluso en esos momentos agradables siempre sentía en el fondo una disonancia, no importaba qué tan bueno fuera el momento o qué tan relajado estuviera yo, algo en lo profundo siempre me comunicaba que algo estaba terriblemente mal, que no era normal, la forma en que mejor puedo ponerlo es como una intuición de que algo está completamente roto incluso si no se ven las grietas en la superficie. He descrito antes esa disonancia, una que solo volvía a mí en sueños, pero ahora la vuelvo a notar tal y como si fuesen esos momentos otra vez.

Supongo que es por el contexto de esa decisión pero esta vez en lugar de estar en esa extraña nostalgia enfermiza que también he descrito previamente, esta vez me causa más desconcierto que cualquier otra cosa. Me siento obligado a evaluar todo ese periodo desde otro lente, particular el de esos momentos y no puedo evitar caer en la conclusión de que todo era una fachada.

Es muy difícil poner en palabras el tener que reconciliarse con el hecho de que no hay nada de sincero o genuino en todo ese periodo, que las cosas buenas no fueron más que una mentira bonita, una máscara para ocultar toda esa negrura. No es muy distinto de abusar de sustancias: tomate tu dosis para vivir mentiras y solapar la realidad, déjate mentir para vivir tranquilo. De nada sirvió, igual sentía esa disonancia todo el tiempo.

No se si es algo que haya dicho antes, pero creo que la cosa que más detesto de la gente, una que no puedo tolerar en lo más mínimo, una que me revuelve el estómago del coraje y me hace sentir esa maldita rabia lupina de la vieja era, es la tendencia de evitar la realidad, la de solaparla, hundirla y esconderla, la de no querer contender con ella. No puedo ni quiero entender cómo diablos puede haber tales y tan evidentes problemas y que la reacción sea huir o, peor aún, querer mentirte, insinuar que tus sentidos están mal cuando tan claramente lo ves y lo escuchas. Es otra cosa que me cuesta trabajo describir y solo puedo decir con certeza que veo esa mierda y me hace regresar a mis instintos animales de agresión instintiva cavernicola.

 

Esa una alergia a rendirse cual vil pusilanime

No es tanto que un problema exista, no es ni siquiera que sean difíciles y complicados, eso lo sé, es la cobardía de activamente evitarlos a como dé lugar lo que me saca de mis cabales, más aun estarle llevando esa mierda a tu progenie con completa alevosía y ventaja. No se me mostró calma y afecto, solo se me dieron dosis de calmantes abstractos para evitar hacer preguntas, no importa que ahí zumbaba la disonancia en mi cabeza, no, eso es normal, así son las cosas, disfruta tu calma y cállate.

Volteo entonces al cielo nocturno bajo esa luna y las estrellas que se dejan ver. Es muy bonito, una calma casi palpable, pero ¿y si todo esto es falso? ¿Es otra mascara, una que yo hice? ¿Qué hay realmente en este lugar que pueda yo rescatar? Ya no hay nada de esa época que me de esos respiros que tanto me hacían falta, solo queda la impresión, y hasta eso fue falso por cómo se ven las cosas.

A pesar de eso, aun se siente como una derrota, como si huyera con la cola entre las patas, como si hubiese cometido un error tras otro o hubiera hecho algo terriblemente mal. De nuevo vuelve la pregunta: ¿cómo fue que llegó a eso? ¿Acaso esa salida que me ofrecieron, esa por la que tanto me molesto no tomar, habría hecho alguna diferencia? ¿Hubiera sido tan falsa como todo lo demás? Parece como si viviera preguntándole cosas a la mano del mono sin saberlo.

 

No es mala suerte, era una mierda desde el comienzo (¿cierto?)

Me gusta mucho esta calma, me encanta ese cielo nocturno bajo la luz de la luna, me agrada tanto el ambiente, no es de mi agrado tener que dejarlo, y al mismo tiempo siento que todo está tan manchado por esa negrura que nunca parece dejarme sin importar cuanto quiero alejarla, como si todo lo bueno que tiene este lugar fuese solo otro facsímil, una falsedad que oculta otro maldito golpe de esos a los que estoy tan malacostumbrado. Solo puedo describirlo como velar a un difunto amigo solo para terminar sabiendo que ni siquiera lo conocías o como despedirte amargamente de alguien tan querido que nunca realmente estuvo ahí.

Tengo la impresión de estar describiendo la entrada más gris, fría y deprimente que he puesto aquí en mucho tiempo, pero para disuadir esa noción quiero que sepan que no lo hago por querer contagiar ese ánimo, solo dejo mis palabras al aire como un registro de cómo van las cosas en este ajetreo. A diferencia de muchos, prefiero observar la realidad como es y contender con ella de un modo u otro, solo pretendo evaluar lo que tengo en frente para saber qué hacer después.

A todos ustedes les deseo mucha fuerza en su búsqueda de sentido ahorita que me toca hacer la mía, como dije antes solo quise despedir esta temporada de existencialismo con lo que parece el preludio a lo siguiente, ya vendré con cosas más alegres o por lo menos de un sabor menos amargo, ya nos estaremos viendo en la siguiente entrada. Cuídense mucho mis dos lectores y medio.

Muerte eterna a la primer era.

Larga vida a la nueva era.

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