Ya tiene un rato que no pasaba por aquí, no por falta de ocupación, sino simplemente como resultado de todo el mar de vaivenes que ya he descrito hasta el cansancio por estos lares, y como bien sienta el tono esta frase entonces ya sabemos que será otra entrada de “más de lo mismo”, solo que no exactamente.
Estas últimas semanas se han vivido días largos y tediosos, o al menos tan largos y tediosos como está condenada infraestructura me los “permite”, sentí por un momento que se venía otro de esos periodos intensivos como lo son los tiempos de exigencias fiscales tan propios de mi carrera, con todo y las cosas que tanto me distraen de mis proyectos. Al principio creí que era simplemente el cansancio de esas temporadas, pero no me parece que lo sea ahora.
No sé en qué punto fue, solo puedo especular, pero me siento seguro en decir que un parasito se me ha pegado en lo profundo del subconsciente, uno que se está alimentando de mis ganas de hacer las cosas, y desgraciadamente uno resultado de varios factores, porque sería demasiado fácil lidiar con esto si fuera solo uno, pero desgraciadamente para mi me toca vivir siempre en embrollos envueltos de todo tipo de capas.
Me gana la desgana y me vuelve a costar trabajo el sueño, pero no es tanto la perturbación o el estrés lo que me tiene con la decaída, me di cuenta que es voluntario, que estoy pasando más tiempo contemplando mis alrededores, especialmente al dormir. Los sonidos, el silencio, los aromas y el ambiente, todo ello me lo estoy sellando y marcando hasta en lo más profundo de mis recuerdos, lo quiero tener permanentemente tatuado en la amígdala, y solo puedo hacerlo si le pongo atención a ello.
Hace un tiempo dije que mi mayor resentimiento es haber hecho varias cosas que me dieron tanto aliento por última vez sin haberme dado cuenta de ello, y ahora que sé definitivamente que voy a irme, no quiero cometer ese error de nuevo, no tengo garantía de saber cuándo es que vuelva a tener este panorama a mi alrededor, así que prefiero no añadir otro pesar más a la lista.
"otra raya mas al tigre" |
Sé que suena particularmente alarmista y contundente ponerlo de esa forma, como si de verdad nunca jamás y por ningún motivo volviera, pero no es tanto el hecho de estar físicamente aquí en la tierra que me vio nacer, sino conservar lo que recuerdo de aquí, las cosas que me importan y por qué me importaron. Cuando me fui a la universidad crei tontamente que todo se quedaría igual cuando volviera, pero ahora que no tengo idea de si es que siquiera voy a volver, tengo bien sabido que mucho de esta raíz lo voy a ver por última vez. Tengo que experimentarlo completamente, marcarlo en mi memoria, es la última despedida para todas esas cosas que me dieron apoyo cuando más lo necesité.
Si tengo que encontrarle un gancho al parasito que describo, creo que se manifestó la última vez que me enfermé. Lo que más detesto de enfermar, más que la sensación física y lo agresivo del medicamento, es que SIEMPRE me hacen pasar por un cuadro de depresión, me mata todos los ánimos y siempre desentierra lo más negro de la primer era, lo que prefiero dejar en el olvido. Siempre vuelvo a mis ánimos al sanar, pero esta vez me dejó pensando en las reacciones de quienes me rodean ahora que saben que me voy.
No es la primera vez que manifesté el deseo de irme, pero honestamente en esos lejanos días de las previas eras, mi idea no era tanto irme por buscar mejores cosas o creer en nuevas oportunidades, yo solo quería alejarme de la gente que me rodeaba, de esas malditas anclas y sus problemas a los que me arrastraban, solo quería darme un respiro y lo demás resolverlo sobre la marcha.
Claro que su reacción fue la de clavarme más las garras, darme un sin fin de explicaciones y razones por las que la decisión era completamente contraproducente, que nada iba a resultar de ello y que al final de cuentas era muy desventajoso. Siempre me quedé a medias entre hacerles caso o no, especialmente estando en la universidad con el respiro que era no tener que verlos en la semana, pero algo terminó enfriándome la cabeza y ultimadamente lo dejé así sin más.
No que fuera exactamente por hacerles caso o creer en lo que decían, supongo que en el fondo creí estar reaccionando sobremanera, a lo mejor algo estaba perdiendo en mi miopía y evidentemente alguna oportunidad he de encontrar aquí, tal vez hay algo más que no veo y solo es cuestión de dilucidarlo, no hace falta ser más extremo. Al menos, eso quise creer.
si si seguro es eso, tengo razon |
Lo extraño vino ahora que todos los demás saben que me voy, ahora esas ganas de clavarme las garras se fueron, simplemente son reacciones marginalmente interesadas, un extraño anticlímax donde bien pude remplazar el anuncio con cualquier otro tema y seguramente no les habría cambiado el semblante. No voy a insinuar que hubiera querido yo ver todo un teatro donde se arrastran a mis pies y ruegan porque me quede, ya saben aquí la poca estima que nos guardamos en realidad y no me interesa ya estar cargando con estúpidas fantasías mezquinas, pero me deja pensando: ¿eso es todo?
¿Siempre estuve mal todo este tiempo? ¿Realmente no había nada de nada al fin y al cabo e ignoré mi instinto por completo, otra pinche vez? Y juzgando por la reacción de todos, ¿ya sabían esto? ¿me ataron un ancla así sin más? Ahí va de nuevo el pinchazo, la pérdida de tiempo, el pesar de no hacer caso y resentirlos de nuevo por ser una cuerda de idiotas, pero que perro asco.
Claro, esto debería ser aún más motivo para sentirme completamente agradecido y feliz de saber que me largo, ¿no? Qué bueno no tener que estar soportando viles anclas que solo me han tenido aquí desperdiciando el potencial en completas estupideces que nada dejan y en una carrera de ratas que en nada ayuda, pero no es así de simple.
La razón por la que me duele es que aquí aún quedaban cosas que me importaban, cosas que guardan mucho sentido para mí. Los ruidos, el silencio, los aromas y el ambiente no solo están en mis recuerdos, también son cosas que compartí con mi esposa, adquirieron otra dimensión cuando supe que su interés era estar aquí, todos esos recuerdos tendrían nuevo sentido y significado a través de una vida juntos en este lugar.
Pero tenemos que irnos, y se de primera mano que esto es fortuito, pero no puedo evitar sentir el dolor de un fracaso, de haber fallado, de correr con la cola entre las patas, de tener algo de culpa en esto por haberlo dado por sentado. En casa hay quienes dicen que soy un inepto, que soy demasiado estúpido para vivir mi propia vida, y soy el primero en saber que se equivocan total y rotundamente, y sin embargo no tengo como comprobarlo. Si no puedo voltear y apuntar a decirles “esto hice y esto otro hemos hecho juntos”, entonces ¿qué puedo decir en mi defensa?
Cuanto más se acerca la fecha de salida, más me vienen estos pensamientos y más se alimenta ese parasito. Supongo que esto es lo que se siente “ser derrotado”, sé bien que nada de esto fue algo deliberado, pero no deja de sentirse así. Lo único que me queda es lo que está en los recuerdos, lo que aún guarda sentido para mí, y por eso no duermo tan rápido, tengo que vivirlo hasta el último segundo para que se quede bien sellado en mi memoria, porque sé bien que el día que vuelva, si es que lo hago, ya ni siquiera eso estará aquí.
Todas esas capas componen a ese parasito, y aunque he dicho (y no es nada más porque yo lo diga) que lo más difícil e importante de resolver un problema es reconocerlo, no tengo idea de qué hacer con esta cosa anidándose en el fondo de la mente. Hay tanto que hace falta enmendar y no puedo ni imaginar por donde voy a empezar, y va a hacer falta enmendar aún más cuando me vaya, así que menos puedo siquiera ver la primer casilla.
Lo menos que puedo decir es que ahora está el parasito en la mira, así que ya no me desespera saber qué diablos se está robando mis ánimos, solo espero ahora no lo remplace la desesperación de saber qué diablos hacer después.
Lamento otra entrada de engrudo bien gris y bien frio, tenía que dejarlo en algún lugar para que no me arrastrara esto a lugares más oscuros, sépanlo bien que incluso con estas letras sigo terco e insistente en encontrarle la fuerza y el sentido a las ganas de vivir. Salgo de aquí con muchísimo miedo, pero que me sirva de menos para también actuar en el proceso, de todo menos el maldito nihilismo.
Por mi parte me despido de ustedes deseando que la estén pasando mucho mejor que yo, si no es eso entonces que por lo menos tengan mucha más fuerza que la mía.
Larga
vida a la nueva era.
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