Lema del luchador.

"Lucha, reta y álzate para luchar otra vez."

sábado, 7 de diciembre de 2024

Inspección persistente.

"ojos mas allá de estos ojos"

¿Alguna vez han estado bajo la lupa? No que sea un escenario común y corriente, pero siento cierta seguridad en asumir que, en algún momento esporádico, se nos ha activado ese “sexto sentido” donde repentinamente sentimos una presencia observándonos, siempre fuera de nuestro campo de visión, pero de algún modo sabemos que ahí está.

Afortunadamente para la inmensa mayoría de los casos en que eso ocurre, siempre termina en una extraña corazonada infundada, sin motivo ni razón, y podemos continuar el día en paz, con la salvedad del pequeño susto existencial por supuesto.

Desgraciadamente para mí, ese no es el caso. Tenemos ya más de un mes que concluimos la mudanza y, sin sorpresa alguna para su servilleta, los sueños hacen lo suyo por transmitirme una presión subyacente, una de la que no me daba cuenta hasta que la suficiente repetición de esos sueños me lo dejó bastante claro.

A diferencia de otras ocasiones, estos sueños siempre me marcan la memoria con suma claridad, supongo yo que eso confirma la aparente intensidad de esa presión, pero para ya no darle tantas vueltas: el tema que une todas esas imágenes oníricas es la persecución. Algo siempre me observa y me sigue, a veces muy evidentemente, otras con mucho cuidado, pero siempre algo está acechándome; yo por mi parte siempre termino dándome cuenta, y siempre termino huyendo despavorido u ocultándome con un temor similar.

Estaría bien si se detuviera al despertar, así por lo menos lo reflexiono y punto, pero incluso perdiendo el miedo que siento durante el sueño, no se me quita esa presión de estar bajo la mira, siempre sintiendo que alguna presencia me observa con muchísima atención; solamente observa sin alineación moral de por medio, simplemente estoy bajo la lupa, con paciencia pero constantemente.

Obviamente no tomé la decisión a la ligera ni tampoco estoy yo de vacaciones, agradezco no tener que estar bajo el yugo del sistema previo, con todos sus problemas y ridículos dictámenes, pero esa holgura personal termina dando lugar al cronometro. Supongo que es un sistema de pros y contras, antes tenía delimitada la hora de la tontería a ciertos segmentos del día, y ahora no tengo segmentos de tontería en el día, pero sin lugar a dudas queda la necesidad de proveer resultados.

Sé que es tonto y ridículo esperar que en unas cuantas semanas pueda alguien echar a andar una bola de nieve que se convertirá en el fruto de su trabajo así nada más, pero ahora que me he percatado de ese aparente ojo abstracto que todo lo ve, siento que no tengo justificación para la falta de resultados, por muy precipitado que suene.

En mi familia existe una creencia enraizada de que hay un límite de tiempo para hacer la vida de cada quien, cosa que todos se tomaron en serio para no quedarse nada más dormidos en los laureles, y mientras nadie fue perfecto en el proceso, sé que todos ellos pueden voltear a ver algo y decir “ahí está, por eso hice lo que hice”, algo que podían decir con completa certeza desde que tenían la misma edad que yo, un lujo que yo no tengo.

Es una creencia familiar al fin y al cabo, cierto, nunca me lo tomé tan a pecho cuando me la comentaron hace varios años, pero no sé de donde fue que despertó en mi la necesidad de acoplarme a ese estándar. Las condiciones materiales son muy diferentes y justificaciones no me faltan para explicar la diferencia generacional que tengo con ellos, pero incluso así se siente esa presión desde lo profundo, es tenue, pero insistente, y solo los resultados van a poder satisfacerla.

Claro, no me he quedado con los brazos cruzados, sigo trabajando en lo mío y me gusta ver el progreso, pero esa presión del interior se queda mirando más las carencias, siempre preguntando si el tiempo es suficiente, si va a bastar con los meses proyectados, ¿de verdad es posible un cambio de tal magnitud tan rápido? Debería poder demostrarlo desde el vamos, pero sigo poco a poco desde abajo.

No ayuda la sensación de ser un forastero, sé que me dan comida, morada y apoyo de todo corazón a donde llegamos, pero esa misma presión hace aún más incisiva la pregunta: ¿Dónde están los resultados? ¿Cómo lo voy a compensar? Veo las manos vacías y la presión se siente casi insoportable, puedo justificárselo a una presencia que solo está en mi subconsciente, pero ¿Qué voy a decir cuando me lo pregunten los que me rodean? ¿Qué cara pondrán si llego a decir que me falta tiempo? No tengo idea, pero apenas puedo imaginar la fortaleza que voy a necesitar para soportarlo si llega a eso.

Cuanto más siento que me observa esa presencia, más me predispongo a las dudas, siento que es como si anticipara un error de mi parte, un tropiezo con el cual confirmar las sospechas que tiene, y lo peor es que me lo creo, me entra de repente la noción de equivocarme, no que lo desee o que lo busque, pero así se siente el ambiente bajo esa mirada fría, fija y permanente, de esas que te acusan sin tener que decir una sola palabra.

¿Sientes el silencio indiferente de una mirada fija?

Si tuviera que explicar el fenómeno de una forma más concreta, diría que algo en lo profundo está aventándose un berrinche, algo de mí se quedó en esa tierra y desesperadamente quiere volver, y la verdad lo entiendo, es sereno, tranquilo, conveniente y, sobre todo, muy bonito. Esa parte también siente lo precipitado del movimiento, de las cosas que se quedaron pendientes, entonces jala desde el subconsciente para que le haga caso.

Al menos, eso espero yo que sea el caso, más vale que lo sea porque al menos me da un modo de explicarlo, de otra forma no queda otra conclusión que esta vigilancia etérea es completamente fortuita y no me va a dejar en paz. Algunos pensarán que esto puede ser una ventaja, por ahí dice un dicho “la presión crea diamantes”, pero robándome la respuesta de alguien más diestro que yo, con suficiente presión todo comienza a colapsar.

De nuevo, es un asunto descrito de forma muy nebulosa, pero he de insistir en que no puedo simplemente mostrar mi mano como en aquel antaño de mi arrogante ignorancia y estupidez, siento que hay un riesgo si me pongo a describir mucho las cosas otra vez, mi promesa es que les podré contar todo cuando este asunto termine, de un modo u otro, así que disculpen la ambigüedad que aun sostengo.

Suficiente con saber que estoy contra reloj, si hay algo que espero es que el progreso sirva como un augurio, un indicio de ir por la dirección correcta, que puedo regresarle la mirada a esa presencia con la determinación de mis convicciones, porque lo contrario es dejar que esa presión me consuma y me devuelva a ese sistema al que no le guardo una sola pizca de confianza, uno que seguramente va a robarme la chispa que tan desesperadamente quiero proteger. No lo puedo permitir.

Bueno, otro dejo existencial de mi parte para al menos darle algo de espacio a mi cabeza, pero si ya están hasta el gorro de eso, de menos puedo decirles que en el otro blog ya tengo actividad más consistente, así por lo menos pueden cambiar el cringe de aquí por algo marginalmente más agradable, quiero creer.

Mientras tanto cuídense mucho mis dos lectores y medio, espero la estén pasando mejor que yo.

Larga vida a la nueva era.

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